lunes, 31 de enero de 2011

Café

Era miércoles, lo recuerdo perfectamente, un miércoles como otro cualquiera pensé al despertar, así que como todos los días me levante, me puse aquella ropa vieja, tanto como yo, y marche de nuevo a ese pequeño agujero que hace que el mundo sea gris, pero uno no puede estar toda una vida sin color, a veces uno tiene apetito de algo más que de sombras así que corrí. Corrí tanto y tan lejos que me deje atrás a mí mismo, me deje en algún lugar sentado en un andén y allí estuve mil horas, noches y días pasaron y fui incapaz de moverme, no se a que esperaba, después de todo nunca nadie me hecho una mano a levantarme, de hecho no creo que lo hagan jamás, pero bueno tampoco importa.
Reencontré cosas buenas, aunque ahora que lo pienso más que cosas eran personas, es difícil encontrar una sonrisa a veces, pero se la merecían, así que hice lo que pude. Luego llego el verano, y los días pasaron deprisa, de hecho solo recuerdo la noche, noches bonitas a veces, quizás no tanto como me hubiera gustado, pero encontré un hueco para pegarme el corazón, después de todo no se puede tener valor sin corazón, el corazón es algo importante, en el puedes guardas muchas cosas, aunque yo no tengo demasiadas, solo una pequeña caja con un reloj y un perfume, una cinta de los Kiss y algunas otras primeras cosas.
Tuve buena compañía en verano, a veces algunas personas solo necesitan un abrazo, no cuesta mucho darlo, y si no te lo devuelve bueno… quizás no sea necesario, después de todo no soy más que sombra, y la sombra siempre llama a la sombra y no seré mas que eso y solo eso. Supongo que tengo que pagar al mundo por lo que debió darme, o quizás me lo diera y no me di cuenta, el caso es que me siento en deuda con él, y bueno esta es una forma tan buena como cualquier otra para saldar cuentas.
El otoño fue una etapa de olvido, el olvido que todo destruye, época de volver pero no demasiado, no es bueno volver demasiado, nunca estaré preparado para eso, pero el mundo no se para porque no estés preparado, gira y gira, así que no tuve más remedio que levantarme. Es un gesto complicado, muchas personas no entienden lo que un gesto significa o quizás yo veo demasiada profundidad en algunas cosas, pero para mí un gesto es muy importante, un gesto es una declaración de principios. Las palabras, las convicciones todo eso que consideran puro para mí no es más que una escusa para lavar la conciencia, son los gestos los que marcan la historia, y la mía es una historia muy pequeña.
El invierno es una época que siempre fue triste para mí, pero este invierno fue especial, fue un invierno de calma, de hacer las paces conmigo mismo, de encontrar la paz interior, porque uno no hace las cosas a la ligera. Quizás debiera recordar este invierno por la soledad, pero ya había estado solo antes, y después de todo no era algo tan especial, aunque a veces se echa de menos la buena compañía, pero bueno, gracias a dios perdí la intensidad hace tiempo, y la verdad, no la echo de menos, aunque para ser más honesto sí que lo hago pero uno siempre encuentra voluntad cuando no la tiene, y después de todo seguir adelante no es muy difícil, es inconsciente, que otra cosa podía hacer. Este ha sido un año muy duro, pero al fin y al cabo creo que me he ganado un café por la mañana, nunca lo había tomado, y es una sensación genial, mañana será martes y empezare mí nueva vida justo donde la deje, antes del miércoles, y espero que haya café.