viernes, 7 de mayo de 2010

Dejarse llevar

La gente inteligente me llama ingenuo, tonto, iluso, pero a todos nos llega el momento de dejarnos llevar, de quitarnos todo eso que hay a nuestro alrededor que no nos deja ser nosotros mismos, y apostar por la esperanza, apostar por el lado bueno de este mundo, porque jamás he entendido de que sirve apostar por el malo, por la frialdad, tomar decisiones dentro de tu muro personal y no actuar hasta estar seguro por miedo a equivocarte, porque claro… al final te hacen daño. Durante mucho tiempo fui así, reservado, escondido, todo el mundo era mi enemigo, nadie me comprendía. Ahora sé que solo era miedo, miedo a todo, miedo a la gente, miedo a estar equivocado, y perder ese miedo no es fácil, no sé como paso, solo sé que un día desperté y era feliz, que no me importaba lo que los demás me hicieran, de que tenia apetito de gente, de mundo, de personas, quería engullir vidas ajenas, y empecé a ser yo mismo.
Ahora veo a esa gente inteligente que cree poder jugar con los demás, controlarlos, desde su pedestal de superioridad ven las vidas ajenas pasar y juegan a su antojo con ellas, y creen que no caerán jamás, yo creo que se deberían preguntar si algo de lo que han hecho les ha hecho felices, porque puede que yo sea un iluso, pero al menos se que lo he hago me hace feliz, me llena por dentro, prefiero hacer sonreír a alguien que jugar con él, que creerme por encima, prefiero que me conozcan y prefiero conocer aunque a veces duela, porque al final siempre salgo a la calle y sonrió, al final siempre me quedan flores por plantar, al final equivocarse es solo eso, equivocarse, y no hay nada más. Solo somos personas intentando vivir nuestras vidas, y merece la pena vivirlas y no pensar en lo que pasara si lo haces, hazlo, descúbrelo, y si duele… bueno el dolor se pasará, y al final, todos los malos recuerdos solo serán eso, recuerdos, y la tristeza solo es un trasto inútil que todos nos empeñamos en guardarnos dentro. Al final terminas resentido intentando romper todo, tediosa y absurda destrucción.

Solo me queda rendirme a los temores…
…ya los escucho venir
apagados en la noche
furtivos en el aire
gritando mí nombre




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